miércoles, 10 de febrero de 2010

RE-Renacimiento... Causas de la pérdida de la concepción de comunidad




La concepción atómica de la vida social en la que la democracia liberal fundó sus formas políticas no permitió ligar la libertad política con la igualdad social, en realidad sustituyó una clase privilegiada minoritaria por otra mas extensa y abierta, pero no cumplió con las promesas de igualdad social contenidas en las constituciones.

“La destrucción de la comunidad. La aldea, el feudo y el gremio proporcionaron una sociedad y una forma de vida que fueron poco afectadas por los actos de reyes y nobles. Podían pasar los siglos y desaparecer las dinastías, pero los modos de la comunidad continuaban muy semejantes a los que siempre habían sido. Sin embargo, los cambios que dieron existencia a la industria moderna, destruyeron los hábitos que habían mantenido una comunidad ordenada. Anteriormente la costumbre era el escudo del pobre. Las nuevas fábricas, con su insistencia en la negociación de un salario individual, lanzaron al viento este precioso patrimonio y el hombre se encontró en un mundo sin una definición del derecho que fuera respetada por toda la comunidad. Lo que la Revolución Industrial hizo con el individuo en general y con el obrero en particular, fue desarticular su sociedad y socavar la ley de la tradición conforme a la cual vivía. Lo dejó a merced de sus propios recursos, el hombre era ahora libre en una forma en que jamás lo había sido anteriormente. Había habido afortunados hombre “sin amos” anteriormente y caldereros ambulantes y estudiosos, pero aquí por primera vez, el hombre en general fue hecho independiente. Si podía obtener un empleo podía vivir solo, sin familia, amigos, gremio u oficio. Las complejas fuerzas que forzaron estos cambios son bien conocidas, pero las consecuencias que vendrían a la larga de este aflojamiento de las amarras fueron imprevistas. El debilitamiento de la comunidad no sólo afectó a los hombres sino también a mujeres y niños, a viejos y jóvenes, a especializados y no especializados. Sus efectos alcanzaron a todos los grupos en la comunidad, de modo que una sociedad regida por la tradición se desvaneció en forma creciente, llegó a estar compuesta por individuos aislados, iguales e independientes. Por primera vez los hombres llegaron a ser responsables ante sí mismos solamente, e irresponsables en cuanto al bienestar de cualquier otra persona incluyendo sus parientes más cercanos… La igualdad para el trabajador tomó una forma nueva y extraña: la ganancia de un salario en dinero. Llegó a significar igualdad para la lucha de competencia. El lograr un empleo y conservarlo resultó ser una prueba de todo lo demás y el medio mismo de supervivencia. Una especie de lucha libre de todos contra todos se transformó en la regla que prevalecía entre los hombres, y el medio social fue suficientemente fluido como para permitir que quedara sitio en la cima para muchos que tenían la energía, la capacidad o al astucia para nadar con la marea y aventajar a sus adversarios. Pero eso fue para los afortunados, los fuertes y los implacables. La masa encontró dura la lucha, solitaria la vida, y la alardeada libertad, algo semejante a una carga” (F.Tanneabaum).

En la primera mitad del siglo XiX, Tocqueville hizo esta aguda observación, que corrobora la pérdida del sentido comunitario:

“El rico no sólo está unido férreamente a los de su clase, sino que está totalmente alejado del pobre…
El fabricante no pide al obrero otra cosa que trabajo; el obrero no espera, a su vez, del fabricante otra cosa que un salario. El primero no contrae obligación alguna para proteger al segundo, ni éste para defender a aquél. Y ninguno de los dos está unido al otro permanentemente por costumbre o por deber. Entre los obreros y los patrones se establecen siempre relaciones, pero no compañerismo”.


El fin capital del hombre, en estos tiempos adelantados, es hacer dinero y gastarlo y por ello su interés en el universo se ha simplificado asombrosamente de poco tiempo acá… ¿Y si el universo no quisiese soportar en su divino seno una república de mortales que no tienen otro fin más elevado?... “ (Carlyle)

Fuente: “Arquitectura historicista en el siglo XIX, Iglesia E. J. Rafael.

No hay comentarios:

Publicar un comentario