viernes, 23 de septiembre de 2011

CLAUDIO CAVERI / 1928 - 2011


A veces tengo que ver la realidad para creeren ella, otras veces tengo que creer en la realidad para verla. Por una partequiero ver milagros para cambiar mi fe, y, por la otra, quiero cambiar mi fepara ver milagros.
Mientras escribo estas líneas veo por miventana un árbol. Este pertenece a la dura realidad. ¿Si yo me muero, el árbolquedará ahí?. No cabe ninguna duda. ¿Pero no podría pasarle al árbol lo que anosotros, cuando muere un familiar querido? ¿En este caso qué lamentamos más:la ausencia definitiva del familiar, o más bien la hermosa opinión que él teníade nosotros? ¿Le pasará lo mismo al árbol? Yo siempre lo he visto hermoso, y mivecino, quien es muy práctico, ya no lo verá así. Cuando yo muera, morirá mi opinión sobre el árbol, y el árbol se pondrámuy triste y se morirá también.
¿Pero no habíamos dicho que la realidad esdura, inflexible y lógica? Así lo dicen los devotos de la ciencia. Pero a mínadie me saca la sospecha de que los árboles no obstante piensan y sienten. Porqué¿qué es la ciencia? No es más que el inventode los débiles que siempre necesitan una dura realidad ante sí, llena defórmulas matemáticas y deberes impuestos, sólo porque tienen miedo de que unárbol los salude alguna mañana cuando van al trabajo. Un árbol que dialogasería la puerta abierta al espanto y nosotros queremos estar tranquilos, ydialogar con nuestros prójimos y con nadie más. Evidentemente no creemos en lamagia, no sólo porque tengamos una firme convicción de la dureza de larealidad, sino ante todo porque necesitamos llevarnos bien con 6 millones deprójimos encerrados en la ciudad de Buenos Aires. Y para ello es preciso poneren vereda a los árboles con su lenguaje monstruoso y creer en la dura,inflexible y lógica realidad.

Indios, porteños y dioses. Rodolfo Kusch.

FOTO:
MARIA SOL DEPETRIS
http://www.flickr.com/photos/enriquetta/3946681078/in/set-72157605076173152

viernes, 16 de septiembre de 2011

CONSTRUIR DESDE AQUI



Una cultura no es una totalidad rígida, sino que comprende además una estrategia para vivir.

Una producción literaria, un ritual mágico, o una máquina son formas de estrategia para habitar mejor el mundo. Por eso detrás de la ciencia, queramos o no, hay política. Pero en el sentido de una política como una estrategia general para la vida.



Se diría que el problema de América es un poco el de tolerar, si cabe, posibles racionalidades diferentes, quizá para encontrar una racionalidad más profunda, o mejor, más próxima a nuestros conflictos.




Toda decisión exige una fuente, y está en la cotidianidad. De ahí arranca nuestra autenticidad cultural. Y en tanto recobramos nuestra autenticidad, habremos abordado realmente la liberación popular. Va en esto la paradoja de la actitud científica. Si objetivamos científicamente la cultura popular, borramos nuestro compromiso con ella aun cuando hablemos de liberarla. Cabe entonces ser pre-científicos y asumir nuestra condición real.




La crítica de lo ya dado no hace más que consolidar al enemigo. Rodolfo Kusch. Geocultura del Hombre Americano.






sábado, 10 de septiembre de 2011

CONSTRUYENDO AQUÍ Y AHORA

TRANSFORMAR NUESTRO TERRITORIO

Los ARCOS de la plaza son una REALIDAD



Los hombres de hoy quedamos enfrentados con esta realidad de expansión sin sentido, de derroche y agresión de todo tipo, que nos fuerza a tomar conciencia de nuestro obrar, de nuestro trabajo, para saber bien a que forma de mundo colaboramos. Para ser realmente conscientes, no basta con conocer lo ya dado (plano técnico), sino que es necesario ver lo que se puede hacer con las posibilidades que nos entrega el presente, en una palabra, hace falta imaginar cómo puede ser el mundo y ver cuáles son las posibilidades que nos conviene desarrollar.


Finalmente, no basta con tomar conciencia, no basta con analizar e imaginar, hay que actuar modificando el presente con nuestro trabajo integrado hondamente en nuestras vidas, en el convencimiento de que sus raíces profundas y verdaderas no son el castigo y la maldición sino la fe esperanzada y el amor fecundo y creador.





Un repudio de los esquematismos e intelectualismos, una naciente fidelidad a la realidad como algo complejo, variado, rico, difícil de enmarcar, y que sólo es posible conocer en estrecha relación con ella, va tomando cuerpo.
Palpar realidades sin tener idea de lo que son, este es nuestro camino. Tantear, experimentar poco a poco, penetrando lentamente, en dentro de esa realidad, en búsqueda maravillada de su compleja y escondida estructura interior.

Claudio Caveri - El hombre a través de la arquitectura